viernes, 20 de febrero de 2009

Las antenas de telefonía causan cáncer de pulmón

Tranquilos, no os asustéis hasta leer el post.
Situaos en la típica manifestación en contra de una antena de telefonía, familias enteras diciendo que por la antena que tienen encima del piso, los niños duermen mal, la abuela ronca en la siesta, y el gato se ha muerto mientras chateaba.
Nunca se puede decir que algo es inofensivo, y menos cuando es muy reciente, aunque de momento no hay nada demostrado.
¿Pero habéis contado la de gente que está fumando en estas manifestaciones? ¿Sabéis que ese humo que se tragan los niños SÍ está demostrado hace años que es nocivo?

Hay un ejemplo curioso, de hace unos años, cuando la entonces airtel (hoy dentro de vodafone) puso una antena un mes en un edificio para ver los efectos que causaba. Por supuesto, la gente padeció cefaleas, dolores, sueño irregular. Bueno, pues resulta que la antena no estaba conectada, no era operativa. Era una triste veleta.
La sugestión humana es infinita.

Desde luego el progreso tiene un precio, y es que no se pueden conocer los efectos secundarios a largo plazo. Por ejemplo el DDT, famoso insecticida en los años 60 salvo miles de cosechas de plagas. Hay unos tremendos anuncios de la época, en que se ve como rocian con una nube de insecticida grupos de gente, niños incluidos, para demostrar lo bueno que era.
Bueno, pues 10 años después se prohibió porque se pensaba que era cancerígeno, lo cual al final fue cierto.

Las líneas de alta y media tensión son imprescindibles, pero también parece que son peligrosas. Me contó un profesor que él en persona ha ido con una pequeña antena, y un fluorescente bajo unos cables, y ... se enciende ¡¡¡ La mejor forma de evitarlo es enterrar los cables, pero para ello hay que recubrirlos de plomo, que es tóxico. A saber los efectos futuros.

Pues con el teléfono igual, con la absoluta dependencia social de la telefonía móvil, nadie quiere perder cobertura ni un segundo del día, pero tampoco quiere tener las antenas cerca. ¿Solución? Volver al siglo XVIII, todos campesinos, viviendo en el campo, comiendo potaje cada día y con la única comunicación de la misa de los domingos, todo bajo el mandato de los Borbones... anda, que eso no habría que cambiarlo.

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